Los españoles cada vez juegan más a la lotería. Y lo hacen más jóvenes. Son dos de las principales conclusiones que se pueden extraer de dos estudios: el informe anual de 2021 de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) y el de Adicciones Comportamentales 2021 del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. En un momento en el que las apuestas online están en auge, juegos como la Primitiva y el Euromillones siguen sacando músculo. A estos sorteos se suman los denominados rascas, juegos instantáneos y muy accesibles que captan la atención de unos menores que se inician así en el mundo de las apuestas, exponiéndoles a una posible adicción. Solo el año pasado, los españoles gastaron 11.529 millones de euros en los diferentes tipos de lotería, un récord que parece que no tiene techo tal y como muestran los datos.
El informe de la DGOJ muestra que tanto el juego de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) como el de la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) crecieron de manera significativa el año pasado. Entre ambos alcanzaron el pasado año los 4.510,2 millones. Esa cifra se denomina CGR (Gross Gaming Revenue), que es el importe total de las cantidades dedicadas a la participación en el juego, deducidos los premios satisfechos por el operador a los participantes.
Y el GGR de la ONCE indica que pasó de 684 millones en 2020 a los 1.015,3 en 2021. En cuanto a SELAE, las cifras casi llegaron a su récord de 2019, cuando marcaron 3.509,7 millones. En el 2021, la cifra ascendió hasta los 3.443,6 millones, con lo que superó ampliamente un 2020 marcado por el confinamiento, donde el margen fue de 2.672,9 millones.
Solo en loterías, y tal y como se indicaba al principio, los españoles gastaron el pasado año 11.529, 8 millones: 9.190 millones en SELAE, más que en los últimos cinco años, y 2.336 en la ONCE, a los que hay que sumar los diferentes sorteos de las CCAA o de la Cruz Roja, que supusieron un gasto de 68,6 y 34,5 millones respectivamente.
Más allá de las loterías, también gastaron 15.094 millones en casinos, 1.377,9 millones en bingo (un sector especialmente afectado en el 2020, durante la pandemia, por la edad de sus jugadores) y 13.103,3 millones en apuestas de diversa índole, como las deportivas.
Desde la Lotería Primitiva hasta los eSports
Pese a que los españoles se dejaron más dinero por ejemplo en el casino (donde poca gente juega grandes cantidades), la preferencia por la lotería de diferentes tipos la confirma el informe sobre Adicciones Comportamentales 2021 del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones.
El documento estima que en 2020 el 64,2% de la población de entre 15 y 64 años jugó con dinero, por el 60,2% de 2018 (no ofrece datos de 2021 para este rango de edad). También jugaron el 20,1% de los menores de edad entre 14 y 18 años, por el 25,5% de 2019, un dato llamativo debido al rango de edad.
Entre los tipos de juegos preferidos de forma presencial entre las personas de entre 15 y 64 destaca precisamente la lotería (Nacional), La Primitiva, la Bonoloto, etc, los cupones de la ONCE y el Eurojackpot. Así, en 2020, el 94,4% de los que jugaron gastó su dinero en diferentes sorteos de lotería. Y el 24,9% jugó loterías instantáneas como el rasca, cuyo auge ya es innegable. El 14,6% optó por su parte por la Quiniela o el Quinigol, una cifra superior al de las apuestas deportivas (5,3%) y el bingo (4,8%).
Si pasamos al juego online, el rey son las apuestas deportivas (50,1%), por detrás las loterías y primitivas (28,2%).
En lo que se refiere a los menores que jugaron con dinero, cabe resaltar que la edad en la que lo hicieron por primera vez de forma online se sitúa en 15 años, por los 14,7 de 2019. Y la primera vez que jugaron dinero de forma presencial se sitúa en 14,6, misma cifra en 2021.
En cuanto al tipo de juegos o apuestas preferidas por los adolescentes, la cosa varía bastante respecto a los adultos. Primero, porque prefieren jugar online, y, segundo, porque el número de juegos en los que gasta dinero son más variados (videojuegos, cartas, eSports).
Así, de los menores que jugaron de forma presencial en 2021, el 48,6% se decantó por la lotería y el 40,7% por apuestas instantáneas tipo rasca (este porcentaje crece casi el doble que en los adultos), por el 32,5% de la Quiniela y el Quinigol y el 31% de las apuestas deportivas.
En cuanto al juego online, que tiene mucho más peso que entre los adultos, sobre todo por una cuestión generacional y una situación de menos control, el número uno son los videojuegos (54,3%), por delante de las apuestas deportivas (40,6) y los eSports o deportes electrónicos (34,4%).
Más allá de los datos, según nos informan desde una de las principales administraciones de lotería de España, ubicada en la Estación del Norte de Valencia, el juego predilecto es sin duda la Primitiva, que tiene su origen en 1763 durante el reinado de Carlos III, y el Euromillones. Eso en general, aunque la gente joven opta por la Quiniela, algo que tiene sentido por la preferencia de los jóvenes hacia las apuestas deportivas.
Y pese a que solo se juega una vez al año, especialmente significativo es el gasto en Lotería de Navidad, cuyo primer sorteo se hizo en Cádiz en 1812. Y es que es un tipo de sorteo al que juegan incluso los que no suelen jugar.
Según SELAE, en 2021 cada español se gastó de media un total de 66,60 euros. Es decir, cada comprador adquirió unos tres décimos.
En cambio, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se muestra un poco más cauta, dejándolo en 61 euros por español.
Juegos accesibles para los menores
Desde FEJAR (Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados) relatan a Republica.com que el perfil del jugador medio en España es un varón de unos 30 años que apuesta online, que lleva poco tiempo jugando, que es soltero o tiene pareja y que trabaja.
Lo que sí que notan es como se ha rebajado la edad para el inicio del tratamiento y destacan que aunque el perfil de adicto a los juegos de loterías "no es significativo, sí hay" personas enganchadas a estos juegos.
Y es que, a su juicio las loterías, a las que juega una mayoría de españoles, "tienen un componente adictivo menor", aunque ahora con los rascas de la ONCE y otro tipo de juegos similares eso ha cambiado.
Y es que, para la gente joven, mucha menor de edad, esas apuestas rápidas, son una opción de ocio más, de tal forma que tienden a normalizarlas.
Es lo que nos cuenta Carolina García, psicóloga infanto-juvenil, que asegura que "los rascas están al alcance de cualquiera, también de los niños. Y es que, aunque la edad mínima para jugar en cualquier juego o apuesta son los 18 años, "la ley no se cumple".
"Ellos van por la calle, o salen del colegio, ven un puesto de la ONCE y compran un rasca, cuyo precio parte de los 50 céntimos. Segundos después saben si han ganado o perdido, generalmente lo segundo, pero en cualquier caso es algo inmediato y accesible. Y también anónimo. Nadie les pide el DNI, aunque deberían hacerlo", nos dice, subrayando que "es la puerta de entrada a otro tipo de apuestas más peligrosas, como las deportivas".
Puesto de la ONCE en el que se venden cupones y rascas
"Lo ven como un juego, pero no lo es. Estamos hablando de menores que son más vulnerables. Y eso es un problema. Al igual que las casas de apuestas reclaman su atención también lo hacen los puestos de la ONCE o las administraciones de lotería. Y la publicidad de esos juegos, que se sigue emitiendo", comenta, destacando que los mayores también ven este tipo de apuestas "como algo menos dañino que las apuestas deportivas o el póker online", al estar socialmente aceptado.
En ese sentido, nos cuenta que el posible trastorno suele empezar en la adolescencia en los hombres y algo más tarde en las mujeres.
Coinciden con esto desde FEJAR, desde donde destacan que el 90% de los menores empiezan a tomar contacto con los juegos de lotería instantánea y los rascas, productos de azar con los que empiezan a relacionarse a edades tempranas.
Permisividad con la SELAE y la ONCE
Tampoco ayuda a resolver el problema, como indicaba García, la intensa publicidad en medios y redes sociales de la SELAE y la ONCE, que fueron tratadas por el Gobierno de forma especial, con delicadeza respecto al negocio online de las apuestas, en el real decreto de comunicaciones comerciales de las actividades del juego, que regula varios aspectos para limitar la publicidad del juego.
"Nosotros regulamos lo que es más peligroso. Cuando uno compra un boleto de Navidad, que participa el 80% de la población española, lo compra en septiembre y lo comprueba en diciembre", dijo el ministro de Consumo Alberto Garzón hace unas semanas en una entrevista en La Sexta, en la que añadió "que son mucho más peligrosas las apuestas inmediatas, porque te introducen en una dinámica compulsiva que arrastra a la juventud a situaciones de quebranto familiar, social y económico".
Sin embargo, el rasca de la ONCE, que es un juego instantáneo, no forma parte de las "apuestas peligrosas inmediatas" y no sufre por lo tanto las restricciones que sí tiene el sector privado, dando la sensación que desde el Gobierno, y también a nivel social, hay un juego bueno y otro malo.
Tampoco hay mucho impedimento para que los menores, salvo excepciones, compren lotería en cualquier administración.
Y ahí reside el gran problema, que consiste, valga la redundancia, en no ver el problema, a pesar de que los adolescentes tienen esos juegos instantáneos al alcance de la mano.
Y es que, la lotería en España da mucho dinero. Y eso es intocable. republica